domingo, 10 de octubre de 2010

Desobligado.

‘Ora sí que he sido un desobligado y no he publicado en un ratote. Demonios, debo aplicarme… Un brevísimo resumen:

Por parte del trabajo hay algo que se llama programa de bienestar integral a.k.a. PBI, en el que se busca la salud física y mental de los empleados (hay toda una misión del programa, pero no quise copiarla y solo les menciono a grandes rasgos). Con motivo de este programa se imparten clases deportivas. Pues yo entré a voli; el asunto está bien y mal… Bien porque puedo “hacer deporte”, me gusta el voli y puedo divertirme, mal porque si era complicado entrenar en compañía de alumnos holgazanes, imagínense a empleados, además que les hace falta ejercicio (pasaditos de kilos pues). Esto de las clases deportivas se puede complementar con visitas a una nutrióloga. Sí, también fui con la nutrióloga para que me pusiera mi dieta (la única dieta que recuerdo en mi vida fue el día que me operaron de la apéndice, solo podía comer gelatina creo que en el desayuno y en la comida, o quizá solo fue el desayuno y ya para la comida ya era bien, “bueno equis”). Ahorita vine a comer a una plaza, pedí una ensaladototota con pollo a la parrilla, kilo y medio de lechuga, un tomate y medio finamente rebanado, y no sé cuántas madres más (obviamente no eran esas cantidades, pero sí estaba bien pinche grande); frente a mí se sienta una señora a comerse una hamburguesota, gente inconsciente!

Me dispongo a ir al cine después de echarme un buen cafecito intentando avanzar en mi tarea, pretendo ver Wall street, que debo decir es la única que se me antoja por ahora; bueno, se me antojó año bisiesto (obvio), pero según sé, solo tiene 10 copias en México y eso en el DF, tendré que ingeniármelas para poder verla.

Ahh! En el trabajo se me venció mi segundo contrato temporal el pasado 30 de septiembre; me ofrecieron ahora el de planta que ya pasé a firmar, espero no sacar de quicio a nadie y durar “chingos y chingos de años” (al estilo de acá).

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