martes, 31 de mayo de 2011

La pequeñez del mundo.

Ha habido dos tres veces que he concluido: pinche mundo es muy pequeño! Apenas me ocurrió algo que me provocó externarlo en un post del blog:

Recuerdo, para empezar, un ejemplo en el que cuando estudiaba la carrera fui con un cuate a Cuernavaca a tomar una clase presencial, pues esta nos era enviada en tiempo real en audio y video directamente al campus en Córdoba. Eso fue por ahí del 2007 (soy maaaaaaalo para recordar fechas). En el 2010 empecé a trabajar en Monterrey, resultó que una co-worker estudió en Cuernavaca y tomaba una clase con la misma maestra que nos daba la clase a los veracruzanos; en aquella ocasión supo que unos fueron (fuimos) a tomar una clase presencial a su campus. Qué mundo tan pequeño, pensé. (Sí, estoy exagerando diciendo “mundo”, cuando más bien sería “México”, pero es para que suene con más punch, denme chanse).

Como el ejemplo anterior tendría varios, pero el ultimísimo fue el siguiente: Les conté en un post anterior que anduve ambulanteando… hace unas dos semanas nos juntamos algunos de esa bandita a cotorrear. Hay un vato que fue el coordinador de todo el chou de los voluntarios acá en Mty. Cuando lo vi por primera vez (me enamoré de él, ay mivi! No me chinguen!) sentí que lo conocía de algún lado, pero inmediatamente concluí que sería imposible, pues ese wey vivía en Mty y yo había venido bien leve por estos rumbos. Supe que a él le ha tocado vivir en DF, Tijuana, incluso Xalapa, y otros territorios; cuando supe de Xalapa no pregunté mucho al respecto. Apenas en la reunión anterior intercambiamos un poco más de comentarios sobre sus vidas pasadas (sus vividas en otras ciudades pues), cuando llegamos a Xalapa y “yo patinaba”:

- Él: patinaba por ahí de los 14, 15… Ahhhh, pues cuando viví en Xalapa, de hecho.
- Yo: ¿Cuántos años tienes?
- Él: 25, ¿por?
- Yo: No mames! Pues en ese tiempo yo también patinaba, y en Xalapa…
Bla bla bla…

Pues resultó que él también conocía al Álvaro, al famosísimo Gume a.k.a. Gumercindo, tablear en las estatuas, en el Teatro, los Tecajetes… Y toda esa parafernalia propia del skate xalapeño de aquella época. Ntons, al final de cuentas, seguramente a este compi lo saludé en más de una ocasión en Xalapa, y 10 pinches años después lo vengo a topar en Mty y lo vuelvo a saludar. Qué pinche pequeño es el mundo, neta.