miércoles, 30 de noviembre de 2011

O sea, ¿cómo?

Me encontré nueva e irremediablemente en plena línea de fuego en una plática de la abogada (la misma de algún otro relato previo):

~Tira su cajetilla de cigarros al piso~ (Obviamente ella, la abogada)
- Abogada: bla bla bla
- AlguienMás: bla bla bla
- Abogada: Pero no creas wey, a mí no me gusta tirar basura... De hecho, mira ~abre su bolsa~ (yo alcancé a ver una servilleta medio arrugada entre un chingo de cosas más, de esas que las mujeres cargan en su bolsa. Supuse la servilleta estaba haciendo las veces de basura).
- AlguienMás: bla bla bla
- Abogada: Pero por ejemplo wey, tú vas a Estados Unidos y las calles allá son bien limpias wey. O sea, allá la gente no tira basura y así, cosa que no tenemos en México wey.

También habló, en ese mismo rato de que a ella no le gusta dar mordidas pero una vez la infraccionaron y efectivamente no le dio mordida al oficial (o como se les diga a esos de tránsito que te multan), pero como ella trabaja en gobierno iba a hacer un oficio diciendo que se encontraba trabajando para efectos de su dependencia, la firmara su jefe y así le redujeran la multa, o no se la cobraran, o algo así. La neta es que ya no le puse mucha atención.

Y neta no me chinguen, o sea, ¿cómo es que funciona su cerebro para permitirle en un segundo tirar basura al piso y al siguiente decir que no le gusta hacerlo? ¿O que no le gusta dar mordidas pero tampoco pagar las infracciones? EN-EL-HO-YO.