domingo, 1 de septiembre de 2013

Después de 6 meses

Día complicado. Bueno, todo el fin de semana. Seis meses en DF. Mudanza a depa nuevo. Una persona que no te imaginabas dice que si buscan depa no lo contemplen y/o que eventualmente él empezará a buscar sin contemplarlos a ustedes. Apenas tres meses atrás andábamos buscando depa juntos, compramos televisión, buscamos sala… Planes de un año. ¡Ja! La gente dice muchas cosas

Seis meses en DF, después de (casi) 3 años en Monterrey. Me acabo de dar cuenta que ya hace 9 años que no vivo con mis papis. Salí de casa a los 17; todavía ni siquiera podía votar, pero ya tenía que salir a limpiarme la cola yo solo. Me parece extraño que a pesar de nunca haber cocinado un arroz o un espagueti yo solo, después de 9 años no haya muerto de desnutrición, o padezca anemia crónica. No soy un haz en la cocina, pero ya hemos visto que no me muero de hambre.

A 6 meses de haber dejado Monterrey extraño poco. Seamos honestos, siempre supimos que iba temporalmente. El primer contrato que firmé fue por 3 meses, terminé por obtener la planta, renuncié, cambié de trabajo, me dieron otra planta, rompí la zona de confort. “La delgada línea entre salir de la zona de confort y tampoco te pases de pendejo”.

¿Cómo me ha caído el cambio? Siendo sinceros, quisiera estar por siempre en la empresa donde estoy. Me siento extremadamente afortunado de trabajar donde trabajo; sin duda que soy un privilegiado. Sí ha sido complicado, a veces más de lo que quisiera; pero ya habíamos dicho que sin llorar ¿qué no? ¿Les conté que el jueves pasado jugué en el estadio Azteca? Y deja tú el juego, hasta metí 2 penales. ¿El DF? Un monstruo, pero lo tiene todo. De verdad TODO. Hay que aprender a aprovecharlo, a veces no es fácil.

Y después de 6 meses en DF:
  • Gracias a los que me cobraron renta desde el día 1. Porque así es esto chavos, no la quieras peladita y en la boca, también hay que chingarle.
  • Gracias a los que me recomendaron y al que principalmente me acercó a la empresa donde estoy. Porque ya me lo dijeron estando dentro, en una ocasión que pedí ayuda: “con esto te das cuenta que estás en una gran empresa”.
  • Gracias a las gentes de Monterrey… Porque seamos completamente honestos, aunque iba temporalmente no puedo evitar extrañar a ciertas personas. Y no voy a mencionar nombres, pero los que anduvimos en las clases de italiano, FICMonterrey, Ambulante, UNE, Sorteos, Cinema partners, clases de salsa y Teatro partners, ustedes saben quiénes son.
  • Gracias a la sub-17 que ganó aquel mundial en Perú 2005. Pero en especial a uno de ellos. Perdón, chiste local.
  • Gracias a los que le bajaron la mitad a mis chocozucaritas con malvaviscos desde la primera semana y cuando pregunté nadie fue. Porque ya se me había olvidado lo que era compartir hogar.
  • Gracias a los que dejan la cebolla recién picada, los chiles, el espagueti altamente condimentado y todo tipo de deliciosos alimentos sin tapar dentro del refri. Porque de ellos aprendí TODO lo que no se debe hacer cuando uno comparte refrigerador.
  • Gracias a los que me lavaron ropa o limpiaban el hogar sin necesidad de pedírselo. Porque un paro de ese estilo siempre será bien recibido y nunca estará de más.
No sé si esto quiere decir que retomaré los relatos random del blog. Quizá ahorita me invadió la tristeza de haber vendido el Tsuru. Sí, ese carro con el que crucé la frontera norte solo y me perdí un par de horas. Ese mismo con el que llegué al Cerro del Loro del Soconusco en Chiapas y visité esa casa convertida en museo del café donde dicen que vivió Hitler. El mismo en el que me detuvieron los militares en la Monterrey – Zacatecas por tener placas de Veracruz, pero esa vez yo iba a Aguascalientes.

¿Cuál será mi zona de confort ahora?